jueves, 7 de agosto de 2014

El Gran Capitán

Brasil nos dejó muchos recuerdos, y uno de estos es la importancia que tiene el capitán para su equipo, tanto dentro como fuera del campo de juego. Y observar a los grandes caudillos de las mejores selecciones nos da pie al análisis de la influencia que tiene el jugador que asume este rol en el desempeño y comportamiento del equipo. Algunos trabajos para alabar; otros, muy criticables. Si alguna conclusión se puede sacar sobre el rol de capitán es que este no tiene que ser por obligación el jugador más desequilibrante del plantel, sino uno que pueda manejar grupos, que tenga las cualidades para manejar el camerino y las fuerzas que chocan dentro del mismo, que de más de lo que su capacidad le permite entregando hasta el último aliento dentro del verde, que no le tenga miedo a nada ni nadie, y que sea el nexo entre el entrenador y los jugadores.

Tomemos como ejemplo a Mario Yepes, el veterano defensor central Colombiano. El espigado barbón es no solo el patrón de la zaga colombiana, sino quién maneja plantel, el que levanta a sus compañeros cuando estos tropiezan, aquel que si se equivoca se esfuerza el doble para corregir este error. No encuentro otra razón por la cual José Néstor Pekerman mantuvo a un jugador tan veterano dentro del plantel, más que decir que Yepes era el técnico dentro del campo, el que mejor entendía lo que quería decir Pekerman y el que tenía la experiencia y fuerza necesaria para hacer entrar en razón a sus compañeros de equipo. Más allá de lo que jugó James Rodríguez y su influencia en lo que a goles respecta, el jugador más importante para Pekerman y Colombia siempre fue Yepes, y justificó su convocatoria y capitanía a sus 38 años cumpliendo una gran labor.

Otro gran capitán es el Uruguayo Diego Lugano, también central. El rubio con cara de loco y cabellera despeinada, que va a todas, no da una bola por perdida y es el portador de la Garra Charrúa, fue el líder de una celeste que se levantó luego de una dolorosa derrota, y yo no dudo que mucha influencia fuera del campo tuvo este señor. Lugano, más allá de ‘guapear’  a quien pierda la atención en la marca o de levantar a quién se tumbe por fallar un gol, es la voz de Tabárez dentro, y a veces fuera, de la cancha. Es quien se encarga de llamar a sus compañeros previos a una convocatoria y preguntarles cómo se sienten, como les va en los entrenamientos, si tienen alguna molestia. Este mundial los minutos jugados por Lugano fueron similares a los que desempeño en la temporada Europea, muy pocos. Sin embargo, influenció y mucho en lo que respecta a la actitud del equipo y al manejo del camarín.

Finalmente, el tercer gran capitán que me dejó el mundial es Rafael Márquez. Como opinión personal, el “Rafa” antes del mundial era un jugador acabado, que no debía siquiera ser convocado a esta cita mundialista. Sin embargo, luego de la fase de grupos y analizar el juego de la selección Mexicana, concluí que estaba equivocado y que esta versión de Márquez podía seguir aportando al Tri con entrega, salida, calidad y hasta goles. El jugador con más mundiales como capitán, al igual que la selección mexicana en general, llegaba subestimada y considerada como eliminada en fase de grupos. Con el correr de los partidos el equipo del “Piojo” Herrera le cerró la boca a propios y extraños, clasificando de manera genial y estando a 5 minutos de hacer historia y llegar a Cuartos de Final. No hay duda que la presencia del Rafa en esa línea de 3 que plantaba Herrera en el campo tuvo gran influencia en el equipo en todo momento, permitiéndole a México regresar al país charro con la frente en alto y el pecho inflado.


En la vida hay que ser positivos, pero no podemos dejar de criticar los puntos negativos. Así como hubo grandes capitanes, hubo otros que a mi parecer no tuvieron ni una pizca de influencia sobre sus equipos ni fuera ni dentro del campo. El caso más resaltante y de consideración es sinceramente Lionel Messi. Sigo sin entender la razón de Sabella para darle la banda a Messi, banda que lleva grabado el nombre y apellido del real caudillo de la Albiceleste, Javier Mascherano. Lionel Messi dentro de la cancha no da confianza, muchas veces denota falta de entrega cuando la pelota no está en sus pies, definitivamente no parece tener la actitud que requiere un capitán fuera del campo. Y todo esto se vio claramente en la definición por penales contra Holanda, donde el que hablaba en la reunión de equipo y motivaba a sus compañeros era “El Jefecito”, el jugador con más carácter de toda la selección argentina, el único que nos hace recordar a los grandes capitanes y caudillos del pasado como Diego Simeone, Daniel Pasarella o Roberto Ayala. Criticable labor de “La Pulga” Messi, que dejó mucho que desear como capitán, así como dejó muchas dudas en el juego cuando el certamen entró a su recta final.

No hay comentarios:

Publicar un comentario