En los últimos días el nombre Jorge Luis Pinto ha
sonado más que cuando culminó un digno papel en el Mundial de Brasil 2014
con la selección de Costa Rica, tras ser eliminados por la poderosa ´Naranja
Mecánica´ de Louis Van Gaal. Lamentablemente, esta reciente sobre-exposición del
nombre del estratega colombiano se ha dado en un contexto negativo, que terminó
con la renuncia del propio a la Selección ´Tica´. Sin embargo, esta versión de
Costa Rica, con jugadores potenciados por el propio técnico como Cristian
Gamboa, Celso Borges, Christian Bolaños y Yeltsin Tejada, sumados a los ya
consagrados Keylor Navas, Bryan Ruíz y Joel Campbell, ha roto todas las
estadísticas del futbol mundial, derrotando a selecciones históricas como la
Uruguaya o Italiana y llegando a Cuartos de Final, algo nunca antes logrado por
otra versión Costarricense en la historia. En mi opinión, gran parte del mérito
en el caso de este equipo es del entrenador. Sin ser Costa Rica una potencia
mundial, con un equipo que tiene jugadores de sobra y que su once inicial sale
de memoria, logró un destacado 8º puesto en el mundial que el pueblo debería
celebrar.
Jorge Luis Pinto, así como lo demostró en el Alianza
Lima campeón del año 1997, es un técnico de primer nivel que prioriza la
disciplina para que esto influencie en el buen juego. Es un tipo duro, de
carácter fuerte, sin pelos en la lengua, un perfeccionista dentro y fuera de
las canchas. Este tipo de entrenadores son los necesarios para los llamados
“Equipos Chicos”, aquellos meticulosos que estudien al rival y a su propio
equipo al milímetro para poder explotar tanto sus propias virtudes como las
falencias del oponente. Aquellos que controlen cada aspecto del plantel, desde
el entrenamiento físico hasta la alimentación del plantel. Lo logró con Alianza
Lima en Perú y ahora lo logró Mundialmente con una selección denominada débil,
que ya se le daba por eliminada en primera ronda por los monstruos del Grupo D.
Iniciando el mundial, tuve buenas referencias de
Costa Rica y conociendo el trabajo del profesor Pinto no lo dudé, sin embargo
pensé que sus rivales llegarían mejor preparados. Sin intención de restarle
merito a los centroamericanos, ya que se observó un equipo que jugaba al pase,
apelaba a la velocidad de sus laterales, la solidez defensiva, a la técnica
depurada de su ‘10’ Bryan Ruíz y la viveza de su ‘9’, el juvenil, Joel
Campbell, y sobre todo al trabajo de pelota parada que es tan vital en el
futbol actual, tanto ofensiva como defensivamente.
Jorge Luis Pinto puede ser el tipo más duro y
honesto del planeta, puede pisar los pies de otros para llegar a su objetivo,
pero la hazaña de su Costa Rica será lo más destacado de este mundial. Esta es
la clase de entrenador que necesita el país, uno que potencie los jugadores que
ya hay, a falta de un trabajo deplorable en menores, uno al que no le pese la
mano para castigar a los referentes y sentarlos en la banca, y que priorice la
defensa y el juego dinámico tan necesario en el futbol actual. Es injusto que
se hable mal de una persona que logró tanto para un país. Personalmente, yo
hubiera querido poder estar en los zapatos de cualquier Costarricense, y como
Peruano aún espero que en algún momento pueda ocurrirme. El trabajo del
profesor Pinto es alabable totalmente, criticar logros es para gente de
mentalidades retrógradas y negativas.
Sin ánimos de ofender al Profesor Bengochea que aún
no ha podido desplegar sus capacidades ya qué el tiempo que ha tenido a cargo
de la Blanquirroja es mínimo: Ya pues, Manuelito, hazte una y ponte las pilas que
Pinto está libre.
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