A inicios de este año se extinguió una raza de jugador única en el
mundo, una que se ubicaba en una posición en la que son pocos los privilegiados
que logran llegar, en la que no es necesario correr mucho para rendir sino
pensar. Se extinguió, aunque no quiero pensar que para siempre, el grupo de aquellos
que podían denominarse como ‘10’, ya que para el fútbol este no es un número
cualquiera. El último ‘10’ fue un argentino medio jorobado y arrugadito, quien
hace 19 años deslumbra al mundo, llamado Juan Román Riquelme.
El estereotipo de jugador que debe portar el dorsal #10 ha cambiado
en los últimos años. Antes era aquel jugador en el que primaba la rapidez
mental antes que la física, la calidad técnica antes que la dinámica, que
flotaba en la zona ofensiva del campo siendo un imán para la pelota por lo cual
no necesitaba correr mucho para aparecer por todo el campo, y que, sobre todo,
podía hacer algo diferente e inesperado en la última zona de la cancha para el
deleite de los hinchas. Actualmente, ese número se lo dan simplemente a quien
se considera el mejor jugador del equipo. La realidad es que con el cambio de tanto
alineaciones como tácticas en el fútbol moderno, en el cual la dinámica prima
por sobre la técnica, los jugadores de esta estirpe han desaparecido.
Román siempre fue grande, en todos los clubes a los que llegó
destacó y en más de una oportunidad puso a la tribuna de pie. Paseo su fútbol
por grandes clubes como Villarreal o FC Barcelona. Pero, su paso más importante,
en el cual dejó huella en el corazón y magia en la retina de todos los hinchas,
fue Boca Juniors. El repertorio del “Topogigio” era completo, tenía de todo. Huachas,
tacos, enganches, pase tanto en corto como largo, y una calidad magistral para
pegarle a la pelota tanto en movimiento como a balón parado. No corría mucho,
pero hacía correr la pelota como pocos, como un verdadero “10”.
Creo que el mundo extraña a aquellos magos que sin ser muy veloces o
correr tramos largos podían descifrar la clave del partido y desequilibrar
tanto en juego como en resultado. Jugadores como Maradona, Pelé, Zidane,
Platini o Puskas son algunos de los que dejaron su huella en el Salón de la
Fama del ‘Deporte Rey’ como grandes #10, todos de la misma estirpe que Román,
con características de juego similares y siempre dispuestos a sacar un conejo
de la galera para ganarse un aplauso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario